Glicerina vegetal, ceramidas o escualano: ¿qué va mejor para la piel seca?
Ha llegado la hora: ¡hasta luego, piel seca! Una vez que has determinado la causa de tu xerosis, puede que te preguntes qué productos debes utilizar en tu rutina habitual de cuidado de la piel... Tanto en los productos diseñados para el cuerpo como en los productos faciales nos solemos encontrar estos tres ingredientes: glicerina vegetal, ceramidas y escualano. ¿Pero cuáles son las diferencias entre estos tres ingredientes y qué le viene mejor a la piel seca?
Las particularidades de la piel seca
¿Tu piel está áspera, escamada, tirante y tienes molestias constantemente? Este tipo de piel es muy común y su origen se debe a varias causas: la genética, el clima, la edad, los agentes agresores externos (baños calientes o productos agresivos, por ejemplo) y muchas más. Se caracteriza por una falta de lípidos naturales y de humedad. También puede provocar picores, sarpullidos e inflamación. El fallo está en la capa hidrolipídica que está perdiendo la humedad que protege la piel.
Productos que no pueden faltar para una piel seca
Para combatir la piel seca son necesarios los productos adecuados, entre otros:
●Protección frente a la deshidratación. El agua de la epidermis procede tanto del sudor como de la humedad ambiental. Sin embargo, si el ambiente es demasiado seco o el equilibrio de la piel no es el correcto, esta agua se evaporará demasiado rápido. En este caso, es crucial utilizar productos emolientes para evitar esta pérdida, ya que refuerzan la epidermis a la par que le permiten respirar.
●Un relipidizante. La barrera de la epidermis también se compone de grasas que ayudan a ralentizar la evaporación del agua. Las soluciones relipidizantes ayudan a restablecer la capa lípida de la piel.
Podemos reforzar su efecto con acciones adicionales beneficiosas para la piel seca, como exfoliantes que eliminan las células muertas acumuladas en la superficie de la epidermis, cuidados calmantes que suavizan el picor por sequedad en la piel con tendencia atópica y cuidados que ayudan a reparar las grietas que provienen también de la sequedad.
¿La glicerina vegetal, las ceramidas y el escualano tienen estas propiedades? ¿Cómo podemos diferenciarlos y elegir entre ellos?
Glicerina vegetal
La glicerina vegetal se suele obtener a través de métodos de saponificación de aceites como el de oliva, coco, colza y palma. No debe confundirse con la glicerina de origen animal, procedente de la grasa de vacuno, ni con la glicerina sintética, procedente del petróleo. Sin embargo, no es obligatorio incluir en el etiquetado la información sobre el origen de la sustancia, por lo que deberás investigarlo según el fabricante o elegir marcas que lo especifiquen.
La glicerina vegetal retiene el agua en la piel: tiene propiedades hidratantes y emolientes. En menor medida, también tiene un efecto filmogénico y reparador, es decir, fortalece la capa lipídica y ayuda a que el tejido de la piel se regenere con más facilidad. Por tanto, ayuda a cubrir las necesidades básicas de la piel seca. También tiene propiedades suavizantes.
Se trata de un ingrediente activo soluble en agua que se presenta en formato líquido incoloro, inodoro y viscoso. Se puede encontrar en una amplia gama de productos para cara y cuerpo, como cremas, lociones, mascarillas, desmaquillantes, bálsamos, exfoliantes, geles de baño y mucho más.
Ceramidas
Las ceramidas son ácidos grasos presentes de forma natural en la piel. Son la barrera protectora de la piel y actúan en sinergia junto con el colesterol y los ácidos grasos libres. Estos lípidos de la piel ralentizan la pérdida de agua y protegen la piel de agentes agresores externos.
En la etiqueta de los productos, verás que las ceramidas se presentan con varios nombres distintos. Esto se debe a que son distintas según dónde se encuentren en la piel y su función. En los productos epidérmicos por ejemplo, verás ceramidas como la AP, EOP, NG, NS, Fito esfingosina y esfingosina. También pueden incluir números. ¿Esto a qué se debe? Algunas son hidratantes mientras que otras fortalecen la barrera cutánea.
En la antigüedad, las primeras ceramidas utilizadas en cosméticos procedían de los animales mientras que ahora son principalmente sintéticas. También pueden extraerse de plantas como el trigo o el arroz.
Las ceramidas son líquidos solubles en agua. Esto significa que son solubles en un medio acuoso.
Escualano
Al igual que las ceramidas, el escualano es un derivado del escualeno, un componente natural del sebo.
Procede del escualeno, una molécula que también hallamos en plantas y animales. Pero este compuesto ha sido objeto de mucha más controversia debido a su procedencia: el hígado de tiburón. Además de la crueldad que supone el proceso de extracción de estos animales, se ha descubierto que se trata de una sustancia tóxica para la piel. Por suerte, ahora contamos sólo con escualano que es de origen vegetal. Comprueba su procedencia en tus productos.
Además de sus propiedades emolientes, tiene otros efectos igualmente beneficiosos para la piel seca.
El escualano no tapona los poros, por lo que resulta ideal para las pieles secas con tendencia al acné. Asimismo, su acción antioxidante también protege a las pieles maduras frente a los radicales libres y el estrés oxidativo.
¡Importante! Si estás intentando hacer tu propia composición, ten en cuenta que el escualano es liposoluble, es decir, es soluble en aceites.
La mejor opción es una combinación de los tres compuestos
Si combinas la glicerina vegetal, las ceramidas y el escualano, podrás despedirte de la piel seca. La primera es la mejor para hidratar la piel, mientras que las ceramidas fortalecen la barrera cutánea y el escualano actúa como emoliente y es no comedogénico.
Para disfrutar de todas estas ventajas, debes incluir estos tres componentes en un único producto si lo preparas tú o elegir una solución que combine los tres. Es más, la glicerina vegetal, las ceramidas y el escualano generalmente se toleran muy bien, por lo que son aptos para todas las edades, incluidos niños y también para embarazadas. Al igual que en el caso de la mayoría de los emolientes, deben usarse una vez al día en formato de crema, aceite o sérum inmediatamente después de haber secado la piel para retener mejor la humedad.
Pero estos compuestos no son los únicos con los que conseguirás una piel suave y flexible, también puedes probar la manteca de karité o de cacao, los ácidos grasos o los aceites (de jojoba o aguacate, por ejemplo). En cualquier caso, es fundamental que conozcas tu piel o que le preguntes a tu médico qué productos son más eficaces en tu caso y qué limpiadores e hidratantes te vienen mejor.